El horroroso incidente Diatlov, el misterio más enigmático del siglo XX. Hoy, casi 60 años después, nadie ha podido determinar qué pasó con las 9 personas que perdieron sus vidas mientras caminaban en las montañas del norte de los Urales. ¿Fue la muerte causada por una avalancha? ¿Fue un caso agudo de hipotermia? ¿Una intervención de fuerzas extraterrestres? ¿Experimentos nucleares? ¿O una combinación de factores? Los expertos encontraron que la ropa de los excursionistas mostraba rastros claros de radiactividad y su piel tenía un color marrón extraño.
Varias décadas después del incidente nadie ha podido decir con certeza qué pasó con los nueve excursionistas que perdieron la vida.
Esta es la historia.
En los últimos días de enero de 1959, un grupo de 10 exploradores (8 hombres y 2 mujeres), estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales de Yekaterinburg, iniciaron un recorrido por las montañas del Ural, con el objetivo de explorar el pico de Otorten, situado al norte de la cordillera.
Bajo el mando de Igor Diatlov, de 23 años, aunque muy experimentado, el grupo llegó a Vizhai, un pueblo a los pies de las montañas donde Yudi Yudin, uno de los exploradores, tuvo que permanecer debido a una infección intestinal. El resto de ellos continuaron su marcha y acamparon en una ladera de la montaña Kholat Syakhl, para pasar la noche.
Después de eso, nada más podría explicarse.
En ausencia de noticias de los excursionistas, el 20 de febrero, se puso en marcha una misión de rescate que logró encontrar el campamento seis días después.
El 26 de febrero, los buscadores encontraron la tienda abandonada y gravemente dañada del grupo en Kholat Syakhl. El camping desconcertó al grupo de búsqueda. Mikhail Sharavin, el estudiante que encontró la tienda, dijo: "la tienda estaba medio desgarrada y cubierta de nieve." Estaba vacía, y todas las pertenencias del grupo y los zapatos se había quedado atrás. Los investigadores dijeron que la tienda había sido cortada desde adentro.
Junto a un pino, la misión de rescate encontró los dos primeros cadáveres semidesnudos y cubiertos por una delgada capa de nieve. Sus manos estaban desolladas, como si hubieran intentado desesperadamente trepar a un árbol.
Se encontraron tres cuerpos más cerca, incluyendo el de su guía Igor Diatlov, que no mostraba ningún tipo de heridas, aunque estaban colocados de tal manera que parecían haber intentado volver al campamento.
Dos meses más tarde, aparecieron los cadáveres del resto del grupo. Habían fracturado cráneos y costillas, y uno de ellos, Ludmila Dubinina, carecía de la lengua y los ojos.
A todo esto, los expertos encontraron que las ropas de los expedicionarios demostraron rastros claros de radiactividad y su piel tenía un color marrón extraño. Para añadir más al misterio, un grupo de montañeros informó haber visto luces extrañas en la zona durante esos días.
Las extrañas luces fueron reportadas por otro grupo de excursionistas (unos 50 kilómetros al sur del incidente) que afirmaron haber visto extrañas esferas anaranjadas en el cielo nocturno al norte en la noche del incidente. Esferas similares fueron observadas en Ivdel y áreas adyacentes continuamente durante el período de febrero a marzo de 1959, por varios testigos independientes (incluyendo el servicio de Meteorología y los militares).
Hoy, el misterio permanece inalterado, y nadie ha podido decir con certeza lo que le pasó a los excursionistas. Los informes oficiales dicen que seis víctimas murieron por hipotermia, mientras que otras mostraron signos de trauma físico. Una víctima tenía un cráneo fracturado mientras que otro tenía daño cerebral pero sin ningún signo de angustia en el cráneo. Además, un miembro del equipo femenino tenía la lengua y los ojos desaparecidos. La investigación concluyó que una "fuerza convincente desconocida" había causado las muertes.
Los expertos determinaron que tres de los excursionistas tenían lesiones fatales: Thibeaux-Brignolles tenía daño importante del cráneo, y ambos Dubinina y Zolotarev tenían fracturas importantes del pecho. Según el Dr. Boris Vozrozhdenny, la fuerza requerida para causar tal daño habría sido extremadamente alta, comparándolo con la fuerza de un accidente automovilístico.